El post llorica

Llorica es ese post que han escrito ya decenas de blogueros que, al descubrir que su última genialidad ha sido rechazada y denostada en menéame escriben furibundos su pataleta digital echando pestes de esa endemoniada web.

Yo mismo podría escribir un post llorica, ya que mi último artículo fue rechazado y vilipendiado y por fin expulsado al infinito infierno de las descartadas.

Pero en esta noche insomne me da por hacer exactamente lo contrario y me apetece desmontar, de una vez por todas, los argumentos falaces que caracterizan esas rabietas.

El karma es una mierda; mejor una persona, un voto.

El sistema de karma de menéame premia a quien participa activamente y de manera constructiva en la web y penaliza a quien hace lo contrario. Esto, lejos de ser un defecto es una virtud. Los usuarios con más karma han invertido tiempo y esfuerzo para aportar contenido y es justo que su voz tenga más peso que la de alguien que no aporta nada o lo que aporta es negativo (como spam o comentarios poco adecuados). Sirve también de automoderación, pues si se pierde mucho karma el sistema no te deja comentar, así que es mejor utilizar un buen tono y no salirse de madre.

Como en todo, hay excepciones y usuarios que envían muchas noticias aprovechan su karma para luego trollear… pero no se puede programar (el equivalente cybernético de “legislar”) para las excepciones sino para la norma. Y la norma es que el usuario con karma alto intenta poner calidad y orden en la web con su buen criterio (el que tenga).

Blogueros manifestándose y tal (1)

El sistema de votos censura.

Una de las virtudes de menéame es que nada es borrado (excepto si se incurre en delito o falta muy grave, como poner datos personales o pornografía) por lo que no hay censura real. Que sí, que tu comentario puede quedar en blanco… pero clickas a «leer texto» y ahí sigue. Es cierto que a veces se blanquean comentarios solo por profesar una opinión diferente a la mayoría (a mi me ha ocurrido muchas veces) pero en lugar de quejarse y gritar «SENSURA!!!», revisa lo que has puesto.

Una de las cosas que he aprendido en menéame es que un comentario se vota negativo más por las formas que por el fondo. En el tiempo que llevo participando me he visto obligado a mejorar mi expresión escrita. Al principio incurrí en varios errores, como el no utilizar las palabras adecuadas y por tanto ser malinterpretado. Así, en lugar de poner palabras genéricas o con múltiples lecturas busco afinar el significado. En lugar de poner afirmaciones contundentes intento argumentar con más gracia y salero. Y en vez de despreciar a mi interlocutor investigo en qué puede tener razón y como podemos llegar a un punto de acuerdo.

Para mi ha sido altamente educativo y le doy las gracias a todos los que me votaron negativo y los que me rebatieron por forzarme a mejorar mi lenguaje y mi actitud.

Hay una línea ideológica y una mafia que la controla.

Como en todo grupo social, hay ideas mejor aceptadas que otra, ¡qué duda cabe!. El racismo, la xenofobia, la homofobia y la violencia gratuita son rechazados por la mayoría. Eso me hace sentir orgulloso de mis compañeros meneantes.

Es cierto que hay una tendencia hacia la izquierda moderada, pero hay varios usuarios muy respetados de la derecha también. Se da todavía un encarnizamiento ante todo lo que se aleje del materialismo empírico, pero igualmente ahí estamos algunos usuarios con opiniones discrepantes. A mi me gustaría que hubiese algo de epistemología pero en ello estamos. Desde aquí aprovecho para hacer un llamamiento a las personas que gustan de la filosofía para que participen. Y a las otras personas que veo que quieren defender parcelas del conocimiento alternativas y que en su mayoría incurren en los errores que yo cometía… ¡No, no y no! ¡No se puede defender una causa con errores de ortografía!

Mi percepción es que menéame es un espacio de amplia libertad y gran diversidad de opiniones como los hay pocos en internet.

Típico llorica (2)

Los visitantes que llegan de menéame son borregos y pasajeros.

Este blog nació gracias a menéame. Después de mucho comentar y notear me apeteció abrir un espacio más amplio de opinión. El segundo artículo que escribí fue meneado y llegó a portada. Recibí más de 4.000 visitas que se tradujeron en 70 comentarios en el blog y varias suscripciones al mismo. Me parece muy buen balance.
(Por cierto, perdonad suscriptores que actualice tan poco, pero es que solo escribo cuando llega la musa).

Además el usuario medio de menéame dista mucho de lo que se ve en otras webs. Tiene un cierto grado de cultura y buen nivel de expresión. Mi teoría es que el talibanismo ortográfico que cabalga implacable por todos los hilos espanta a los mastuerzos. Y no solo eso, una palabra mal colocada hace aterrizar rápidamente a Doña RAE y corrige a los más rezagados.

El usuario de menéame tiene calidad, y es exigente. Por eso viene a tu blog si tu artículo ha suscitado interés. Pero si el resto de lo que escribes son detritos, o peor aún copypastes… pues claro, no vuelve. Es como un restaurante, si tienes solo un plato exquisito te vendrán los clientes una vez. Pero si el resto del menú son refritos… irán a comer a otro lado.

Y con esto creo que ya he rebatido los lloriqueos más manidos.

Quiero, de paso, destacar una de las cosas que más me gustan de menéame y que para mi suponen lo más revolucionario del sitio: el nótame. El nótame es un espacio de charla público que supera con creces al twitter en funcionalidad, en donde cualquiera puede explicar lo que quiera, opinar, meterse en una conversación en curso, contar chistes, avisar de abusos graves en los comentarios, discutir, felicitar… y goza del mismo sistema de automoderación característico de menéame por medio de los votos convirtiéndolo en un lugar único de libre expresión y amplia versatilidad. Es la joya de la corona.

Las últimas palabras, siguiendo el tono asquerosamente dulzón de este artículo, son para dar las gracias:

1.- A Ricardo Galli, padre y madre del invento que le pone el alma para que siga funcionando eficientemente y mantenga su calidad. Aquí cabe destacar la impecable interfaz minimalista, que hace ágil la interacción con la web y muy fácil de aprender su dinámica.

2.- A la comunidad. Porque menéame no sería nada sin sus usuarios, que son los que dan vida y contenido al sitio. A veces se ha dicho que los usuarios no pagan nada por usar la web y no estoy de acuerdo. Pagan con su tiempo y dedicación. Y el tiempo hoy día cotiza muy alto.

Me ha salido esto muy lisonjero y demasiado meloso, por lo que prometo que si esta noticia es meneada y llega a portada me comprometo a tatuarme a Perez-Reverte en el miembro escribir un post satírico sobre los usuarios más activos de méneame, a riesgo de ser condenado al desprecio y el escarnio o lo que es peor, al ostracismo.
Y si no, pues de esa que me libro.

Que tengan ustedes buen flame.

Fuente de las imagenes:

(1) Buaaacacharros
(2) Viñeta de Mauro Entrialgo publicada en DiarioTHC