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el blog de ailian

Internet y los libros: un nuevo modelo

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Aunque para los que navegamos por la red desde hace años ya nos cuesta imaginar un mundo sin Internet no debe sorprendernos que para muchas personas es algo novedoso y mucho menos comprenden la magnitud de este masivo sistema de comunicación, almacenamiento y procesamiento de datos.

Esta ignorancia lo es sobre todo cuando se intenta equiparar cualquier actividad en internet con la misma actividad en el mundo físico. Y es que Internet aún no ha sido comprendida.

Por ejemplo la industria cultural lleva dándose bandazos con el tema debido en primer lugar al desconocimiento de cómo funciona el medio virtual y también porque se aferra con uñas y dientes a los últimos años de vida que le queda como industria.

Por que eso es lo que pasará.

Lo se parezco un economista cualquiera, o una pitonisa (no se distinguirlos muy bien), pero me atrevo a vaticinar que las editoriales han muerto.

Y aunque podría referirme también a las discográficas y a las cinematográficas, voy a centrarme en las editoriales propiamente dichas, osea las que imprimen libros y esas cosas.

Porque se puede argumentar, y con razón, que una cinematográfica o una discográfica hace mucho más que distribuir la película. No entraré en detalles, pero no es difícil encontrar argumentos en este sentido.

Sin embargo, ¿qué valor añadido ofrece una editorial a un escritor? ¿y al lector final?

Antes ofrecían una buena encuadernación, o una encuadernación barata aunque sea. Y distribuir los libros por las librerías, y poner bonitos carteles para promocionarlos… ¿todo eso es necesario en Internet?

Ahora el autor puede colgar su libro en la red y está disponible en el mundo entero al instante.

Metáfora de Internet (1)

Pero topamos con el segundo problema. La misma singularidad de Internet permite que una vez puesta una obra en la red, ésta puede empezar a replicarse sin control ni posibilidad de detener el proceso. Esto es lo que no entienden en la industria: este proceso es inevitable.

Esta inevitabilidad hace estéril, y estúpido (por qué no decirlo), cualquier solución sobre derechos de autor que se proponga que no tenga en cuenta esta característica congénita de Internet.

Ante este panorama no tengo ni idea de qué es lo que pueden hacer las editoriales para sobrevivir. Supongo que se reducirán a unas pocas especializadas que imprimirán libros para los nostálgicos del papel.

Pero sí puedo decir qué es lo que pueden hacer los autores, los que quieran entender y aprovechar este nuevo medio.

El modelo “pago por entrega” ha muerto.

Pon tu libro a libre disposición. Gratis. Deja que se lo baje toda la gente que quiera.

Siempre habrá gente que no pague, eso es normal y pasa igualmente en el mundo físico. Por lo menos dos tercios de los libros que he leído nunca los pagué. O me los prestaron o los tomé prestados de la biblioteca. Hay libros que pasan de mano en mano y de generación y generación. Esto es bueno recordarlo, amigo escritor; un libro leído no equivale nunca a un libro vendido.

Así que sí, mucha gente se leerá tu libro gratis y no te dará ni las gracias. Solo te quedará la satisfacción de que una obra tuya ha sido leída por alguien.

Pero mucha gente, entre las que me incluyo, si el libro le gusta le encantaría poder dar las gracias a su autor e incluso animarle a escribir más. Estaría dispuesto a pagar por ese libro que le ha entretenido, o informado, y hecho pasar unos ratos agradables.

El nuevo modelo es este: “pago por satisfacción”.

Ya se hace en el software libre, hay muchos programas disponibles gratuitamente y los autores te sugieren que les hagas un donativo si te han sido útiles. Una de las réplicas a este modelo será probablemente: “Es que pudiendo no pagar, ¿quién lo iba a hacer”.

Yo. Yo lo haría. Pagaría gustoso dos o tres veces el precio de algunos de los libros que he leído en gratitud a su autor. Esos deliciosos momentos que me han hecho pasar algunas obras lo merecen de sobra. Incluso libros que me prestaron, si tuviese una vía para recompensar al autor, la hubiera utilizado.

Si fuese escritor, pondría este modelo a prueba. Y ni siquiera pondría un precio fijo. ¿Te ha gustado mi obra? Valórala. Pon tú mismo el precio. Págame lo que creas que vale.

Estoy seguro que un buen escritor puede ganarse la vida así.

—-

Foto:
(1) Representación del cuerno de la abundancia. Grabado del s. XIX, Wikipedia

Written by ailian

9 marzo 2012 a 3:20 pm

Publicado en internet

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Una respuesta

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  1. Y aun así, yo le preguntaría a los escritores, ¿Por que escribes?, ¿Para ganar dinero o por que te gusta hacerlo?, muchos best sellers fueron escritos en una cochera como hobbie por sus autores, quienes tenían un trabajo y una vida común, los escribieron por que les gusta escribir nada mas… así de simple, que mejor retribución que la satisfacción de que su obra llegue a muchos y sea de su gusto, el conocimiento y la cultura son y siempre han sido para compartirse.

    final20

    8 abril 2012 at 4:30 am


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